viernes, marzo 15, 2013
La tierra se tragó a otro
Cada tanto un hombre es absorbido. Los terrenos secos del mundo se abren como bocas hambrientas. Y no comen a cualquiera. Se alimentan de hombres solos, inútiles. Alguno en situación de siesta, otro con su palo de golf. Los sujetos se hunden en un pozo sombrío y en pocos segundos están en el estómago del silencio. Lo vegetal es mudo.
Al cabo del tiempo, crecerá una pradera de hombres en aquellas zonas viejas. Sus sombras van a estirarse con el sol y los pájaros les serán esquivos. La belleza inquietante de sus brazos no dará frutos. Los hombres sin hojas deberán aguardar la noche como único método de alivio.
Pero es sabido, si alguien se durmiera junto a ellos heredaría la sangre espesa. La desidia será su condena.
FGL
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